La llegada de la segunda ola de coronavirus a la provincia de Santa Fe generó una serie de restricciones respecto al desarrollo de la mayoría de las actividades (comerciales, recreativas, culturales, deportivas…), que apuntaban lógicamente a reducir la circulación y el contacto de las personas. Lo que no es lógico es que se fueran ampliando la mayoría de esas actividades, pero quede restringida la de los clubes. La mayoría de estas instituciones fueron, y son, de las más perjudicadas durante la pandemia, porque viven de sus propuestas y en gran medida del aporte de sus socios.
En momentos donde la vacunación avanza, sería prudente que el gobierno provincial revea esta situación y atienda la realidad de los clubes, atentos a que este viernes vence el último decreto que dispuso las restricciones vigentes.
Con los protocolos adecuados, la práctica deportiva es una necesidad, tanto desde su contribución al bienestar de la salud, como por su función social, ya que muchos chicos que podrían estar contenidos en los clubes terminan expuestos (y hasta son víctimas) de otra pandemia: la inseguridad, esa que con paz y orden se iba a erradicar.
Juan Cruz “Cacu” Cándido es diputado provincial (UCR-FPCyS).