(1825 / 28 de Enero / 2021) – 196° Aniversario del asesinato de Monteagudo
La historia de la actuación del General San Martín durante una década en tierras americanas, durante la cual llevó adelante su proyecto independentista, acredita además de su genio, su impronta y su reconocido estoicismo, el concurso de mujeres y hombres que lo acompañaron en tal gesta, quienes también -y con justicia- se hicieron merecedores de un lugar destacado en el panteón de los grandes precursores y protagonistas de la libertad de la América del Sur.
Una de esas figuras, en verdad controvertida, fue la del Dr. Bernardo de Monteagudo, quien se graduó de abogado en la Real y Pontificia Universidad de San Francisco Javier de Chuquisaca. Siendo muy joven, su filosa pluma fue la responsable de influir ideológicamente en las revoluciones de Chuquisaca y La Paz de 1809, las cuales serían el anticipo de la Semana de Mayo en Buenos Aires un año después.
Para 1812 ya está en Buenos Aires donde ejerce el periodismo como continuador del malogrado Mariano Moreno. Funda un periódico, “Mártir o Libre”, en el cual se plasmaban los lineamientos fundamentales del proyecto que llevaba adelante la Logia Lautaro, cuidándose en su redacción de no develar sustanciales secretos que hacían al accionar dicha logia; la cual había sido fundada por San Martín, Alvear y Zapiola.
Monteagudo participó como auditor del Ejército del Norte al mando de Castelli y también tomó parte de la asonada del 8 de Octubre de 1812 en la cual las tropas acantonadas en Buenos Aires, entre ellas los granaderos de San Martín, depusieron al Primer Triunvirato.
Fue una de las voces más esclarecidas en la histórica Asamblea del Año XIII, ámbito donde fue el impulsor de la libertad de vientres para terminar con la esclavitud y también para abolir las mitas y encomiendas en la región del Plata, amén de propiciar la destrucción total de todos los degradantes elementos de tortura que se usaban desde la época colonial.
De allí en más, en 1816, ya está en la región de Cuyo donde San Martín crea y prepara el Ejército de los Andes. En suelo cuyano, es protagonista de uno de los asuntos más polémicos de la historia política sudamericana, ya que como juez firmó la sentencia para que fusilaran a los chilenos hermanos Carrera el 8 de abril de 1818.
En 1820 se embarca con San Martín rumbo al Perú y al momento de asumir el Libertador como Protector de aquel país, Monteagudo es designado Ministro de Guerra y Marina, haciéndose, a partir de allí, cada vez más fuerte su influencia en la política de la flamante república.
Su accionar como funcionario despertó la inquina de los sectores más aristocráticos de Lima y también de la conservadora iglesia católica. Su estrella se opacaría cuando San Martín viajó a Guayaquil para entrevistarse con Bolívar en julio de 1822. Ese fue el momento en que sus enemigos aprovecharon para deponerlo de su cargo, desterrándolo a Panamá.
Con San Martín fuera de la escena peruana, retornó a Lima en 1824, ya como hombre de confianza de Bolívar. Nuevamente sus actitudes causaron un profundo malestar, aconteciendo que su participación en las enrevesadas cuestiones políticas de entonces, su tendencia organizar fiestas que incomodaban a la iglesia, su permanente contacto con los sectores más desposeídos a los que movilizaba en contra de quienes eran sus detractores, hicieron que todo ello significara una especie de sentencia de muerte para Monteagudo.
Así fue que en la tarde noche del 28 de enero de 1825 mientras caminada rumbo a una fiesta a la cual lo habían invitado, -se presume como parte de una plan para asesinarlo-, en momentos en que transitaba frente al ya desaparecido Convento limeño de San Juan de Dios, desde las sombras salieron sus matadores quienes lo apuñalaron terminando allí con su vida.
Años más tarde, en 1917, sus restos fueron repatriados y depositados en el Cementerio de la Recoleta en Buenos Aires en el panteón de la familia Ricchieri. En el año 2016 una comisión tucumana de homenaje a su figura efectuó el traslado de dichos restos hasta su ciudad natal, siendo depositados en la última semana del mes de junio en el Cementerio del Oeste de San Miguel de Tucumán.
En síntesis, la historia de Monteagudo si bien es motivo y fuente permanente para las más encendidas polémicas e interpretaciones políticas, ello no quita que haya que reconocer con toda justicia que se trató de una de las mentes más brillantes que coronaron con éxito, -a partir de su elevado pensamiento revolucionario-, todas las estrategias y acuerdos políticos que dieron como resultado la independencia de prácticamente toda la América del Sur, principalmente la de aquellos países que durante siglos estuvieron bajo la dominación española.
En el presente, la causa de la trágica muerte de Monteagudo aún sigue siendo motivo de estudio, donde se mezclan circunstancias oscuras producto de las mayores intrigas políticas y también secretos palaciegos que seguramente ni siquiera el paso del tiempo podrá esclarecer.
Miguel Ángel Brusasca es Presidente de la Filial “Provincia de Santa Fe” del Instituto Sanmartiniano del Perú; y Coordinador General de Filiales del Instituto Sanmartiniano del Perú en la Argentina.