Mientras preparo la columna de tecnología me replanteo la sociedad en la que estamos sumergidos, donde registramos todo con el celular desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. El mensaje de ser tu propio jefe y administrar tu tiempo genera una pregunta que intento despejar en las siguientes líneas.
¿Dejamos algo librado al azar o cada vez somos más tecnodependientes? Hacete un lugar en la agenda y tomate 5 minutos para leer esta nota.
Empiezo a planificar la columna de tecnología el lunes con fecha límite de entrega para el jueves. Ese día a la mañana suena la alarma que me indica que debo tener terminada la nota, para entregársela a los medios que se ofrecieron a publicarla. Los cuales están agrupados en una lista de difusión de Whatsapp, el día indicado escribo un mensaje genérico y envío el Word junto con un archivo MP3.
Esta todo fríamente calculado, porque en el mundo que corremos no podemos perder tiempo. En internet abundan técnicas que te enseñan a administrar las 24 horas de cada día, en la Play Store se encuentran aplicaciones que te ayudan a tener todo anotado Asana y Trello son las más conocidas. Ese famoso fichaje que se hacía antes de ingresar a la fábrica u oficina hoy se hace todos los dias y en todo momento. Se llama trackeo del tiempo, es una de las características de esta sociedad 2.0.
Sociedad hiperdigitalizada que esta pariendo lo que los sociologos denominan el “Yo Neoliberal” un sujeto autónomo que lejos de ser parte de un colectivo social piensa en la consagración como sujeto de manera individual. Un ser que toma sus propias decisiones, que se autoadministra el tiempo y que dice: “A este país se lo saca adelante trabajando y a mí nadie me regalo nada”.
En 1936, el genial Carlitos Chaplin protagonizó la película “Tiempos Modernos”. El film reflejaba la era de las máquinas, donde el obrero terminaba siendo parte del engranaje era una pieza más de la maquinaria capitalista. Hoy este hombre 2.0 no esta excento de ser absorbido por la maquina; pero a diferencia de aquel hoy al tipo le están haciendo creer que el puede ser su propio jefe, le están borrando los límites de tiempo de la cabeza, estamos sumergiéndonos en una sociedad con horarios más flexibles un modo online 24×7.
Hoy gestionar el tiempo hasta parece divertido, tenes aplicaciones que lo toman como un juego donde si cumplis objetivos podes recibir recompensas. La APP “Forest” por ejemplo es un bosquecito que a medida que vas avanzando podes ir cosechando frutos, pero todo esto así tan lindo que parece esconde un gran desgaste ya que sos vos y tus tareas diarias la que permiten verte triunfando en la vida como en el juego.
Todo anotado en lo laboral y en lo personal, nada librado al azar cada paso que damos el celular lo registra y así podemos saber que hicimos y que nos falto hacer, también podemos saber que comimos cuanto caminamos por día y cuantas horas dormimos.
En cada paso que damos está ese superyo digital que nos indica si estamos haciendo algo productivo o no, en este instante me acuerdo de la frase de Julio Cortázar sobre el reloj ” cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire” en este siglo XXI ese rol lo cumple el celular.
Esa productividad esta atada a un discurso de superación personal donde se exponen modelos de vida de tipos exitosos, millonarios, personas que supuestamente triunfaron en la vida siendo su propio jefe. Esos libros se venden de a millones en todo el mundo, son los más vendidos en Amazon. Ahí va la gente a cumplir el nuevo sueño americano el confort de vivir administrando tu tiempo y trabajando en tu emprendimiento porque si ellos pudieron vos también podes. O como dicen los exponentes de ese relato meritocratico si se puede.
Ojo, no estoy diciendo que esté mal ser organizados, poder establecer objetivos y alcanzarlos es gratificante pero no debemos olvidarnos del factor humano. Dejar que la vida nos sorprenda, no castigarnos si nos corremos de la agenda, lo que no se pudo hacer hoy se puede hacer mañana. Las cosas mas hermosas son las imprevistas, no darle lugar al yo neoliberal y recordar que nadie se salva solo.
No se puede registrar todo y depender de que el celular nos avise hasta del cumpleaños de nuestros seres queridos. Vamos camino a una sociedad donde anulamos la libre elección de hacer lo que queremos sin depender del tiempo, chequeamos el celular mientras miramos una película, estamos todo el tiempo conectado porque tememos perdernos de algo cuando en realidad de lo que nos estamos perdiendo es de vivir la vida.
Termino esta columna a las apuradas, es jueves a la noche y no llego. Nadie me obliga a entregarla solo yo y esta locura de querer ser mi propio jefe. Mis exigencias demasiado altas para ser parte de este mundo, seguramente ni me tome el tiempo de disfrutar el haber conseguido un objetivo. Porque el mundo sigue girando y el celular está ahí para avisarme que mañana tengo más cosas para hacer.
–
Mariano Quiroga es periodista, especialista en comunicación digital, redes y tecnología.
Twitter: @maezqui73