La Comuna de Álvarez prohibió el ingreso de proveedores de la ciudad de Pérez y Zavalla por «miedo» al contagio. El desconocimiento y mal manejo ya se dio en otras localidades donde la situación fue a la inversa y no quisieron ingresar a Carreras, por ejemplo, para abastecer al pueblo de mercadería.
El portal de noticias 341media publicó un interesante artículo sobre una situación que se repite en diferentes pueblos de la provincia de Santa Fe. En esta ocasión, la nota refleja lo ocurrido en Álvarez, una localidad de 9 mil habitantes situada a 20 km de Rosario.
“La pandemia está dejando al desnudo la falta de solidaridad ante una situación extrema donde el «sálvese quien pueda» prevalece a la hora de dar una mano. Paradójicamente, nos jactamos de ser un pueblo que siempre está para asistir, pero el ingreso del Coronavirus y el terror impuesto a demostrado que, en situaciones límites, no somos lo altruistas que decimos ser”, se indica en el mencionado artículo periodístico.
«Acá siempre te vas a encontrar con buena gente para darte una mano», había titulado un vecino de Carreras en una sentida carta que arengaba a sus coterráneos y repudiaba el accionar de muchos que veían a la comunidad de su comarca como potencial y peligrosa transmisora de la enfermedad. O los propios clientes de empresas locales que no iban a buscar los productos que se producen ahí para no contagiarse.
Sin dudas hemos fallado, desde los actores políticos hasta la propia comunicación que pone adelante el trágico sensacionalismo y las miserias que deja una pandemia en todo sentido. El dato claro es la rápida transmisibilidad y la baja tasa de mortalidad que produce el virus que se propagó por todo el mundo en poco meses.
Desde China y la persecución prematura a integrantes de la comunidad, a la caza de viajeros que en un 99 y pico por ciento fueron permanecieron asintomáticos y aislados sin peligro. Recuerdo como, efusivamente, muchos vecinos pedían el nombre y apellido de los que llegaban del exterior para «cuidarse». Por suerte, en nuestro barrio le hicimos los mandados y nos pusimos a disposición, replicando la acción de las mayorías.
Ayer, viernes, la Comuna de Álvarez, ubicada a 30 kilómetros de Rosario, emitió un comunicado por medio de las redes sociales: «Los proveedores que vengan de localidades vecinas como Zavalla y Pérez, deberán contactarse con el comerciante y entregar los pedidos en el ingreso a nuestro pueblo», manteniendo la prohibición por el término de 15 días y estigmatizando a las dos localidades.
La bestial medida gubernamental que lleva la firma del presidente comunal, Joel De Genaro, se puede comparar al cierre de muchos pueblos que optaron por poner barricadas para impedir o restringir la circulación. En su oportunidad había salido el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, advirtiendo a las administraciones que tomen medias inconsultas y arbitrarias con la quita del fono Covid.
A más de cuatro meses necesitamos el trabajo mancomunado para salir de ésta situación que nos desafía como sociedad, rompiendo con algunos paradigmas sociales y económicos. No suman las decisiones discriminatorias para «proteger» a una comunidad. Se demuestra que el virus llega y las respuestas también porque el verdadero trabajo se ve reflejado en las tareas de control y prevención, los bloqueos solo son para la tribuna.