El sábado por la tarde se realizó una requisa sorpresiva en pabellones de la Unidad Penitenciaria Nº 11 de Piñero, que estuvo a cargo de los Grupos Tácticos Especiales. Las tareas se concentraron en los pabellones 7 y 9 y del 25 al 29, y en la oportunidad se secuestraron elementos cortopunzantes, celulares y chips que fueron puestos a disposición de la Justicia para su peritaje.
Si bien el gobierno informó que estos operativos se realizan de manera aleatoria en todas las unidades, sin horarios ni días definidos, la requisa llegó horas después de la balacera contra micros que trasladaban personal penitenciario y que dejó a tres efectivos heridos.
El objetivo de este tipo de operativos es ajustar el control formando un segundo anillo de inspección sobre los presos considerados de alto perfil. Estos son aquellos internos que están sospechados o sindicados de ordenar delitos desde las cárceles.
Desde que inició la actual gestión, se sacaron 1.200 presos de comisarías y se alojaron en el Servicio Penitenciario. El último traslado fue hace menos de dos semanas, el 21 de febrero, cuando35 presos alojados en la Comisaría 2da .del centro de la ciudad de Rosario fueron reubicados en las unidades penitenciarias santafesinas de Coronda y Piñero, en el marco del Plan de Vaciamiento de las seccionales.
Estos movimientos permitieron no solo ajustar los controles sino también aumentar el personal policial en calle, ya que los efectivos que estaban cuidando detenidos en las seccionales, pudieron volver al patrullaje.