El sábado 9 de julio el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad movilizó nuevamente a Plaza de Mayo y a todas las plazas del país contra el pacto del gobierno con el FMI. En Rosario, hubo un acto frente a la Sede de Gobierno local, al igual que en la ciudad de Santa Fe, fue una convocatoria que puso en el centro de la escena la grave situación social que atraviesan los trabajadores, principales damnificados de la crisis nacional, así como sus demandas.
Los festejos patrios oficialistas callaron sobre el problema de la deuda externa y el cuadro de sometimiento financiero a manos del imperialismo en el que se encuentra la Argentina. Mientras se esfuma el superávit comercial, se produce una corrida contra el peso, estamos en las vísperas de una nueva devaluación y la responsable del FMI, Kristalina Gueorguieva, reconoce públicamente, luego de su reunión con la nueva Ministra de Economía, que “se necesitan acciones dolorosas” para llevar adelante el plan económico que exigen. Este silencio cómplice de todo arco político, es una nueva ratificación del rumbo de entrega de todos los que gobernaron las últimas décadas. Esta orientación contrasta cada vez más con la demagogia nacionalista con la que se busca tapar el estatus semicolonial de nuestro país.
Por caso, la vicepresidenta CFK refirió un estudio de la CELAG que señala que Santa Fe es la provincia que más dólares produce -y que claramente no quedan acá-, para acto seguido apuntar los cañones contra “los porteños que se miran el ombligo”. En lugar de cuestionar la fuga de capitales de un complejo agroexportador y una Hidrovía completamente extranjerizada en manos de los pulpos cerealeros yanquis, franceses, chinos -y de una burguesía nacional que es socia menor y parasita esos negocios- se apela a la verborragia federalista, que a lo máximo que puede aspirar es a pelear unos puntos de coparticipación, mientras “la parte del león” de las riquezas del país se la siguen llevando un puñado de agroexportadoras que monopolizan el mercado de granos a nivel mundial. El recule en chancletas frente a Vicentin muestra la disposición real del peronismo en el poder a cambiar algo en este plano.
Es la misma impostura que presenciamos con el recambio de Martín Guzmán por Silvina Batakis, el cual tiene como fondo el default del Frente de Todos y una crisis económica que se profundiza de manera acelerada. El ingreso de Batakis, designada con el aval de Cristina Fernández, no va a trazar ningún cambio de rumbo como se encargó de aclarar rápidamente la nueva ministra cuando anticipó que “continuará con el programa económico del Presidente Alberto Fernández”, que hace aguas por donde se lo mire –metas fiscales, monetarias, acumulación de reservas, inflación- y cuyo único hilo conductor es ajustar a la baja, vía la inflación, salarios y jubilaciones. El ataque a las condiciones de vida de la mayoría trabajadora, con la reforma laboral de hecho, que supone la precarización del 40% de la fuerza de trabajo y que el salario argentino promedio sea el más bajo de América Latina, es “leit motiv” que lleva a peronistas, macristas, radicales y kirchneristas, a sostener a un Presidente del que solo se espera que termine su mandato para hacer el trabajo sucio del ajuste.
Contra ese ajuste movilizaremos a lo largo y ancho del país junto a las organizaciones piqueteras de lucha, que vienen enfrentando en las calles la decisión política de que la crisis capitalista la paguemos los trabajadores. Apoyando su reclamo de apertura y universalización de los programas sociales, cuando el rebote pos pandemia ya no existe, y el cepo a las importaciones, así como la inflación desbocada, nos coloca frente a una nueva recesión en un país donde casi la mitad de la población ya es pobre. Defendiendo el derecho a la organización independiente contra los grandes punteros de este país, que son los intendentes y gobernadores, y porque el objetivo estratégico de esta campaña de persecución y difamación que va desde Milei hasta CFK, es golpear la principal resistencia al ajuste, instalando un clima represivo contra las protestas sociales que apunta a aleccionar al pueblo, que se mira en el espejo de Chile, Ecuador o Sri Lanka. Será central la exigencia de que la CGT y las CTA´s convoquen a un paro en medio de un reguero de conflictos obreros que están siendo aislados por las burocracias sindicales, que en lugar de defender a los trabajadores defienden a un gobierno que los hunde en el hambre y la miseria.
Todos los sectores peronistas están alineados con el acuerdo fondomonetarista y son incapaces de ofrecer ninguna alternativa. Ni hablar de Juntos por el Cambio y el Frente Progresista, que coquetean con armar un frente opositor para llevar más a fondo esta ofensiva contra los trabajadores. El Partido Obrero y el Frente de Izquierda Unidad es la única fuerza política que rechaza este pacto colonial y está en una gran campaña nacional por un paro nacional y un plan de lucha, en defensa de todos los reclamos en curso y de los derechos de los trabajadores, que apoyamos todos los días en los sindicatos, en las calles, en los barrios y escuelas. Estamos construyendo un movimiento popular con banderas socialistas, porque la única salida posible a la crisis en la que han sumergido al país es con un programa anticapitalista que ponga a los trabajadores a la cabeza del país.
Carla Deiana es socióloga, referente del PO-FIT Santa Fe.