Este 2 de abril conmemoramos un nuevo aniversario del conflicto armado del Atlántico Sur. No se trata de un aniversario más, se cumplen cuatro décadas de aquella fecha que impactó en numerosas vidas y en la Argentina toda. 40 años en donde miles de argentinos y argentinas hicieron el máximo sacrificio que un ser humano puede hacer en defensa de nuestra Patria, muchos de ellos llevan sobre sus cuerpos y sus mentes las marcas de dicha ofrenda, otros yacen como centinelas en nuestras aguas y territorios, por el momento, usurpados.
Hemos visto en este último tiempo como se han manipulado los principios básicos del derecho internacional -piedra basal de toda la comunidad mundial- para justificar los intereses nacionales de unos y de otros.
Aquellos que hoy acusan y pretenden elevarse como paladines de la justicia llevan más de 189 años violando nuestra integridad territorial y apelando a la militarización para, en pleno Siglo XXI, mantener una de las últimas rémoras coloniales en el mundo. Un anacronismo y una vergüenza para toda la humanidad.
Este 2 de abril debemos honrar y homenajear a nuestros Héroes y Heroínas, pero también debemos reforzar todas nuestras acciones, en todos los ámbitos necesarios, siempre apelando al diálogo y al derecho internacional, para avanzar, no sólo en la restitución de nuestra integridad territorial-que es algo que nunca hemos cesado de reclamar- sino también en encontrar un solución definitiva a la disputa de soberanía sobre nuestras Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes.
En un momento donde Europa se encuentra atravesada por una guerra, que amenaza la paz y seguridad del mundo entero, para los fueguinos en particular que vivimos como actores y no como testigos los vestigios de una guerra en nuestro propio territorio, esta fecha tan especial nos convoca a poner en valor la importancia del derecho fundamental de todos a vivir en una zona de paz y asumir la responsabilidad indelegable de evitar que esta disputa llegue a las próximas generaciones.
Hoy el mundo nos está dando una muestra de lo que sucede si se dejan disputas abiertas indefinidamente.
Las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, son territorio argentino y se encuentran bajo la jurisdicción de la provincia que tengo el honor de gobernar.
Desde aquí, donde la presencia ilegal británica y su amenaza constante se siente con mayor intensidad, donde Malvinas no es sólo una efeméride, sino que es parte de nuestra identidad y de nuestro día a día, seguiremos acompañando todas las acciones que tengan por objetivo el cumplimiento de la manda constitucional de la recuperación del ejercicio pleno de la soberanía sobre dichos territorios.
También continuaremos proponiendo e implementando acciones en dirección a ese objetivo. Malvinas nos une, y unidos somos más fuertes. Nuestros derechos y nuestra posición son sólidos y coincidentes con el histórico accionar argentino desde el momento mismo de haber nacido como Nación y haberlas heredado de España.
Por eso no debemos ser timoratos y ser cuidadosos con aquellas voces que proponen, bajo un falso sentido de patriotismo, la inacción o el statu quo. Si nada hacemos, nada pasará. El Reino Unido no se sentará a la mesa de negociaciones ni acabará con su ocupación ilegal por motus propio.
Se lo debemos a nuestras generaciones futuras, pero, por sobre todo, se lo debemos a quienes han ofrendado su vida en defensa de nuestra soberanía.
El mayor homenaje que podemos hacerles a ellos, a sus familias y todas aquellos argentinos y argentinas protagonistas de nuestra historia en el Atlántico Sur, que contribuyeron significativamente tanto a la Causa como a la Cuestión de las Islas Malvinas, es avanzar, con el acompañamiento de la comunidad internacional, en acciones concretas y novedosas que nos permitan recuperar el ejercicio pleno de soberanía sobre nuestras Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los Espacios Marítimos e insulares correspondientes.
Gustavo Melella es el Gobernador de Tierra del Fuego, Antártida e Islas de Atlántico Sur.