Escribe: Alejandro Iuliani (*)
Con una voz intacta y una entrega conmovedora, Patricia Sosa ofreció el sábado por la noche un recital inolvidable en la Sala San Martín de la Asociación Española de Villa Constitución. Durante dos horas y quince minutos, la reconocida artista mantuvo al público —unas 300 personas que colmaron la sala— en una atmósfera de conexión y entusiasmo, donde no faltaron las risas, las reflexiones y los aplausos de pie.
Acompañada por una banda de músicos impecables y por su hija Marta en los coros, la cantante abrió el concierto con Salva lo que queda y Hasta donde Dios me quiera llevar, dando desde el inicio una muestra de la fuerza interpretativa y espiritualidad que atravesarían toda la noche.
En más de una oportunidad agradeció a Rebeca Fumazoni, coordinadora de la Sala San Martín, destacando su rol no solo en la organización del espectáculo sino también en su compromiso solidario con una fundación que la cantante presidió durante una década. “Estoy contenta porque en Villa Constitución se respira un ambiente que invita a frenar, quedarse y disfrutar”, expresó ante el aplauso cálido del público.
El clima se volvió más introspectivo con Luces, donde habló sobre “uno de los ocho poderes humanos: la elección”, invitando a los presentes a reflexionar sobre la libertad interior y el poder de decidir. En ese tono íntimo interpretó Dejate querer, uno de los temas que integrará su próximo disco, y Luz de mi vida, una canción que —según confesó— escribió “en mi más absoluta soledad”.
Llegó luego el turno de repasar Alquimia, el álbum que grabó junto al mexicano Mijares bajo la producción de Sony Latin Music. “Afo Verde me dijo: ‘Tenemos otros planes para vos’, y usé otro de los ocho poderes: la adaptación”, contó divertida. De ese proyecto versionó La muralla verde (Enanitos Verdes), No me doy por vencido (Luis Fonsi), Entra en mi vida (Sin Bandera) y A puro dolor (Son by Four), recibiendo una ovación tras cada interpretación.
El recital continuó con Para amarte una vez más, un blues precedido por un brillante solo de guitarra, y Cada uno hace lo que puede, también perteneciente a su próximo trabajo discográfico. Antes de esta última, Sosa compartió un mensaje inspirador sobre la resiliencia: “Lo que más daño nos hace son los pensamientos inútiles. Un día abrí un libro y encontré la palabra que necesitaba: no te rindas. Porque no hay heridas que no cure el tiempo”.
Con El mar más grande que hay presentó uno a uno a los músicos, técnicos y asistentes que la acompañaban, y hasta invitó al escenario a su compañero de vida, el productor Oscar Mediavilla, con quien protagonizó un divertido intercambio que desató risas y aplausos.
El segmento más romántico llegó con Endúlzame los oídos, donde propuso un juego coral entre mujeres y varones mientras algunas parejas se animaban a bailar en el pasillo. Después, el clima cambió de golpe: la etapa rockera tomó protagonismo con No me vencerán jamás y Solo quiero rock and roll, recordando su paso por la legendaria banda La Torre y reafirmando su impronta de mujer pionera en el género.
El cierre, cargado de emoción, tuvo dos bises memorables: una bellísima versión de Zamba para olvidarte y la siempre esperada Aprender a volar, himno de esperanza y libertad que el público coreó de pie.
Con humildad, carisma y una voz que sigue siendo una de las más poderosas del país, Patricia Sosa regaló a Villa Constitución una noche que quedará grabada en la memoria de todos los presentes: un recital donde el talento y la calidez humana se fundieron en perfecta armonía.
(*) Alejandro Iuliani es periodista, actor y director teatral; editor del diario digital El Tigre de Papel y director de Radio X, de Villa Constitución (Santa Fe), emisora integrante de Cadena Regional.

