La crisis que atraviesa el complejo industrial de Villa Constitución sumó en las últimas horas un nuevo capítulo. La empresa ArcelorMittal Acindar confirmó a la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) que detendrá la actividad de su Acería entre el 25 de octubre y el 1 de noviembre, una medida que vuelve a poner en pausa el corazón productivo de la planta y genera preocupación por el efecto que podría tener sobre el resto de los sectores.
Desde el sindicato local explicaron que la parada de la Acería —sector donde se produce el acero líquido que abastece al resto de las líneas— tendrá un impacto directo en el funcionamiento general de la fábrica, ya que sin el suministro de acero se verán afectados los trenes laminadores 1 y 3, como asín también otras áreas dependientes del flujo de producción. “Todavía no hay confirmación oficial sobre si la detención alcanzará a toda la planta, pero por la centralidad del proceso es muy probable que la mayoría de los sectores también queden paralizados”, señalaron fuentes gremiales.
El anuncio se produce en un contexto de profunda inestabilidad productiva y laboral. El Tren Laminador 2 continúa con sus operaciones interrumpidas y todo su personal bajo un esquema de suspensión, mientras el sindicato intenta gestionar su reubicación en otros sectores para evitar despidos. A esto se suma la insistencia de la empresa en reducir personal de firmas contratistas, aunque sin reiterar la cifra inicial de 180 cesantías que circuló semanas atrás. Según trascendió, actualmente 27 trabajadores de la empresa Sijam y 15 de Abans podrían ser desafectados de sus tareas en la planta.
La organización sindical está concentrada en buscar alternativas para los operarios del Tren 2 y para quienes dependen de las contratistas, pero ahora se agrega la preocupación por la nueva parada de la Acería. “Es un golpe más en un escenario que ya es muy complicado”, afirman los trabajadores.
La situación de Acindar se replica en otras industrias del polo metalmecánico de Villa Constitución. TenarisSiat, del grupo Techint, se encuentra desde el 13 de octubre en un “blackout” total, con paralización completa de la planta hasta el 25 de octubre. Durante este período, los trabajadores permanecen suspendidos, cobrando un porcentaje de su salario conforme a los acuerdos vigentes con la UOM.
Ambas empresas argumentan que las medidas responden a la baja demanda de acero en el mercado interno, al ingreso de productos importados a precios inferiores y a la necesidad de adecuar la producción a un contexto económico recesivo. Sin embargo, para el sindicato la situación revela un deterioro estructural del entramado industrial local, donde los talleres metalúrgicos y pymes que dependen de Acindar trabajan con niveles mínimos de actividad y crecientes dificultades para sostener el empleo.
Lo que está ocurriendo no solo afecta a los trabajadores del sector sino también a toda la economía de la ciudad. Cada suspensión o recorte repercute en los comercios, en los proveedores y en los talleres que dependen del movimiento industrial. La parada de la Acería prevista para los próximos días se suma así a una serie de medidas que consolidan un cuadro de parálisis productiva en uno de los polos industriales más importantes del país. Mientras tanto, el gremio insiste en mantener los canales de diálogo abiertos y en preservar los puestos de trabajo frente a un panorama que, por ahora, no muestra señales claras de recuperación.