Avanza la ampliación del salón parroquial de San Pablo Apóstol

Villa Constitución

En un contexto económico adverso, donde las urgencias sociales se multiplican y los recursos escasean, en la parroquia San Pablo Apóstol de Villa Constitución se gesta un proyecto que habla de compromiso, solidaridad y trabajo colectivo. Bajo la guía del padre Diego Bulfoni, la comunidad parroquial lleva adelante la ampliación del salón de usos múltiples, una obra largamente postergada que duplicará la superficie actual del edificio y permitirá mejorar las condiciones para el desarrollo de numerosas actividades.

“La obra se está haciendo gracias al compromiso de la gente”, resume el sacerdote, quien destaca que los avances no responden a grandes aportes externos sino al esfuerzo constante de quienes se acercan, colaboran y participan activamente en la vida de la parroquia. “Eso nos permite planificar, organizar y avanzar”, subraya.

El salón parroquial, cuya estructura original pertenecía al antiguo taller de la Escuela San Pablo, presentaba un notable deterioro. En los últimos años se logró refaccionar parcialmente algunos sectores, como la cocina y una parte del espacio principal, pero el estado general del edificio seguía siendo una deuda pendiente. Ahora, con el nuevo proyecto, se apunta a construir un espacio cómodo y funcional, que permita alojar entre 150 y 200 personas.

La obra prevé duplicar la superficie original, con una construcción que avanzará por etapas: ya se comenzó con la base de la ampliación y se espera que esta primera parte demande al menos un mes de trabajo. “Después nos va a faltar techar, que es lo más complicado”, aclara Bulfoni, sin ocultar la dificultad que implica llevar adelante una obra de estas características en tiempos difíciles.

Pero más allá de lo estructural, el nuevo salón tiene un fuerte valor simbólico. No es sólo una mejora edilicia, sino una apuesta por fortalecer el rol comunitario de la parroquia. El espacio es utilizado para reuniones de catequesis, encuentros de hombres y mujeres, cenas comunitarias, y también funciona como ámbito de encuentro para artesanos o grupos folclóricos que llegan desde otras localidades. Incluso la Escuela “Mater Dei”, que funciona detrás del templo, lo utiliza para actividades cuando debe reunir a varios cursos. “Es un salón multiuso”, define el sacerdote, y remarca que la ampliación permitirá incorporar nuevas propuestas, siempre abiertas a la comunidad.

En paralelo con la obra, la parroquia continúa su labor solidaria. Recientemente, con motivo de la Colecta de Cáritas, se logró comprar cerca de 50 frazadas para repartir durante el invierno. “Nos donaron otras también, pero en una semana no quedó ninguna”, cuenta el padre Diego, dando cuenta de la creciente demanda social. La situación es crítica. Muchas personas que solían subsistir con changas o trabajos eventuales se quedaron sin ingresos, ya que quienes antes contrataban hoy se ven obligados a hacer esas tareas por cuenta propia. “Todo va bajando, y la necesidad se va haciendo más grande”, advierte.

Por eso, desde la parroquia se hace un esfuerzo permanente por equilibrar la inversión en obras con la ayuda a quienes más lo necesitan. “No queremos dejar de destinar recursos a los más necesitados”, afirma el párroco, con la convicción de que una Iglesia viva es la que acompaña, escucha y sostiene.

Así, ladrillo a ladrillo, la comunidad de San Pablo Apóstol va construyendo no sólo un salón más amplio, sino también un espacio de encuentro y contención en medio de las dificultades. Porque, como bien lo expresa su pastor, “se avanza gracias a la gente”. Y cuando la gente se une, el futuro se vuelve mejor.