La Cooperativa de Trabajo “Cooperar 7 de Mayo”, histórica proveedora de servicios para ArcelorMittal Acindar en Villa Constitución, enfrenta su momento más crítico en 29 años de existencia. Tras el anuncio de la empresa de desvincular a la cooperativa como prestadora, cerca de 130 familias quedaron al borde de la desocupación, en un contexto de caída drástica de la producción industrial y políticas económicas que privilegian el sector financiero sobre el productivo.
Cristian Horton, presidente del Consejo de Administración de la cooperativa, relató en RADIO X la situación: “No es algo espontáneo, viene de hace meses. Acindar produce mucho menos por la política nacional, que no focaliza en la industria”. Desde 2024, la cooperativa ya había reducido un 50% su volumen de operaciones, lo que impactó directamente en los ingresos de sus asociados: “Acomodamos las remuneraciones, repartimos el trabajo para no despedir. Otras empresas optaron por retiros voluntarios o no renovar contratos, pero nosotros no”, explicó.
Sin embargo, la semana pasada, en una reunión con el sindicato y la empresa, la noticia fue contundente: el Tren Laminador N° 2 —clave para los servicios que realiza Cooperar— parará a fin de mes. Además, Acindar exigió un recorte de 60 puestos (tras haber pedido 30 en enero) y solo reconocerá la mitad de un bono ya pagado a otras contratistas. “Fue una reunión donde nos dieron palos por todos lados”, resumió Horton.
La gota que rebalsó el vaso: represalia por el reclamo
El martes, una asamblea de trabajadores aprobó un plan de lucha propuesto por el sindicato. La respuesta de Acindar fue inmediata: al día siguiente, notificaron el corte total de los servicios de Cooperar. “Es una represalia por reclamar”, afirmó Horton, y destacó la paradoja: “Somos los mismos que en pandemia cargamos un barco con riesgo propio. Hoy nos tratan como descartables y nos dicen ‘maliciosos’. Es increíble”.
La medida dejó en evidencia la precariedad laboral de los cooperativistas: “No somos obreros de segunda. Somos vecinos de Villa que vivimos de esto”, remarcó. Además, Horton vinculó el accionar de Acindar con el contexto político: “El gobierno les da (a las empresas) herramientas para impedir reclamos. Los DNU buscan que los trabajadores no podamos defender nuestra dignidad”.
¿Negociación o desmantelamiento?
Tras la presión, Acindar permitió este jueves el ingreso de una cuadrilla reducida, pero la incertidumbre persiste. “Nos pidieron que echemos a 60 personas sin costo para ellos. No tenemos plata ni idiosincrasia para eso”, insistió Horton. La cooperativa busca alternativas, como planes de retiro consensuados, pero rechaza despidos masivos: “Sería perder nuestra identidad”.
El conflicto trasciende a Cooperar. En otro momento de la entrevista, Horton advirtió: “Esto es una prueba piloto. Si lo permiten con nosotros, seguirán con otros”. Y apeló a la solidaridad obrera: “Los trabajadores de planta también deben entender que nuestro reclamo es por trabajo digno”.
Una ciudad industrial en riesgo
La crisis refleja un problema mayor: la parálisis de la industria nacional. “Villa Constitución es parte del cordón industrial más rico del país, pero sin inversión en infraestructura, no hay futuro. Una ciudad industrial como la nuestra depende del desarrollo de la infraestructura de un país; pero no porque viva -como dicen comúnmente- de “la teta del Estado”, sino porque un país tiene que desarrollarse, un país tiene que invertir en infraestructura y para eso tiene que haber empresas proveedoras de hierro, de cemento”, expresó Horton.
Y añadió: “Que un país no se esté desarrollando, que las rutas se estén rompiendo, que no haya inversiones públicas, todo eso se traduce en falta de trabajo. Y cuando en Villa Constitución no nos estemos dando cuenta de eso, que somos una ciudad industrial, me parece que hay que mirar un poquito más, a veces, y reflexionar sobre eso. Eso también hay que visibilizar”, señaló Horton.
En este punto, criticó la naturalización de los ajustes y llamó a reflexionar: “Si un gobierno promueve la motosierra y las empresas la usan, ¿qué esperábamos?”.
Mientras tanto, las 130 familias de Cooperar aguardan. “Esto recién empieza. No vamos a bajar los brazos”, cerró Horton. Este jueves por la tarde habrá nuevas negociaciones, pero el mensaje es claro: en Villa Constitución, el ajuste ya tiene rostro.