Escribe: Fernando Acosta, para El Tigre de Papel
Para muchas familias del sur santafesino, levantar su casa propia o encarar una ampliación dejó de ser un proyecto posible y se transformó en una meta lejana. Lo mismo ocurre con pequeñas empresas que buscan crecer o afianzarse con infraestructura propia. En el contexto económico actual, construir se ha vuelto cada vez más costoso, impredecible y, en muchos casos, inviable.
En la provincia de Santa Fe, el costo del metro cuadrado superó recientemente los 839 mil pesos, según estimaciones privadas. Esto representa un aumento notable respecto a los valores registrados a fines del año pasado, cuando el mismo indicador rondaba los 726 mil pesos, según el IPEC. De este modo, construir una vivienda tipo de 70 metros cuadrados ya exige una inversión superior a los 50 millones de pesos, sin contar el valor del terreno.
El panorama no es más alentador en otras partes del país. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, el costo del metro cuadrado ronda los 1.296.000 pesos y podría llegar a superar el millón y medio antes de fin de año. A nivel nacional, el valor en dólares también alcanzó niveles récord, con pisos de 1.100 USD/m² y techos que escalan hasta los 1.800 USD/m² en construcciones de calidad superior.
A estos números se suman factores que complican aún más el escenario: la inflación persistente, los aumentos en los materiales de obra, los incrementos salariales en el sector y la dificultad para conseguir presupuestos que se mantengan estables más allá de unas pocas semanas. La incertidumbre impacta en los plazos, los costos finales y la posibilidad de acceder a financiamiento.
Todo esto configura una realidad que desalienta y frustra. La construcción, históricamente motor de la economía y canal de inversión para muchas familias, hoy se enfrenta a un contexto en el que proyectar, planificar y ejecutar una obra requiere no solo recursos, sino también una dosis de temeridad. Porque el sueño de la casa propia, o el galpón para una pyme local, se está volviendo cada vez más difícil de concretar.