Imaginemos esta situación: un despacho, un escritorio, una pila de expedientes por firmar y una persona, sola, teniendo que decidir qué firma y que no, a qué le da prioridad, a cuáles problemas le asigna más recursos y a cuáles tiene que enfrentar para decirles que no. En ese momento no hay asesores, no hay publicistas, no hay entornos, no hay estrategas de campaña, no hay nadie más que el único responsable de las decisiones que tome.
Ese momento es el momento de gobernar. Y pasa todos los días.
Cada cuatro años, la democracia nos ofrece a los ciudadanos la posibilidad de elegir cuál de nosotros tendrá la responsabilidad de estar solo, en ese despacho, tomando decisiones para dar respuesta a los requerimientos sociales. Los santafesinos que queremos un cambio de rumbo nos enfrentamos a esa elección: quien es la persona que va a estar al frente del esfuerzo por sacar a la seguridad pública de este récord de violencia y homicidios, de sacar la policía a las calles, de retomar el control de las cárceles, de volver a meter preso a los narcos, de trabajar por los 180 días de clase, de terminar con la no repitencia, de volver a darle a los docentes la autoridad en el aula, de recuperar el sistema de salud orgullo de nuestra provincia, de volcar los recursos de la provincia en obras y no en la especulación financiera, de poner al Estado provincial al lado de los que producen y de los que dan trabajo, y de defender con uñas y dientes los intereses de Santa Fe, una provincia que aporta al país más del doble de lo que recibe.
Maximiliano Pullaro es la persona indicada para el momento de tomar decisiones.
Tiene actitud: nadie duda del carácter de Pullaro para enfrentar los problemas y las amenazas. En su gestión como Ministro de Seguridad en el gobierno de Miguel Lifschitz se encarceló a los principales cabecillas de las bandas narcocriminales. Y también desplazó a policías cada vez que la Justicia los vinculaba al delito, e incluso a muchos los denunció personalmente al advertir esas inconductas. Eso le costó intimidaciones, atentados, intentos de secuestro de seres queridos. Sin embargo, fue al frente. Y después de ser Ministro pasó por los tribunales, pero solo para ser testigo contra Los Monos y contra Esteban Alvarado, los narcos más peligrosos.
Tiene aptitud: conoce los problemas de la provincia, de cada pueblo y de cada ciudad. Vive acá. Hace años se está preparando para conducir los destinos de Santa Fe. Tiene experiencia en la gestión. Fue el único Ministro de Seguridad en la historia que completó su mandato en el cargo. Fue parte del equipo de uno de los mejores gobernadores de nuestra historia, Miguel Lifschitz, y sabe lo qué hay que hacer desde el minuto uno del gobierno. Demasiado mal nos ha ido con improvisados que solo ofrecen eslóganes y acusaciones de campaña como para volver a arriesgarnos. No hay más tiempo para perder.
Tiene planes y equipo para gestionar: cientos de profesionales con experiencia en la gestión pública y el ámbito privado trabajaron durante meses para elaborar una plataforma seria e integral de gobierno, luego de una ronda de encuentros en toda la provincia para escuchar a productores, docentes, médicos, trabajadores de la industria y el campo, policías, intendentes, presidentes comunales, representantes de clubes.
Y tiene las manos limpias: administró 3 mil millones de dólares y no hay ni una sola denuncia de corrupción.
Santa Fe puede cambiar. Y en pocos días tenemos que elegir la persona que debe liderar ese cambio con la firmeza necesaria para los tiempos duros que se viven.
Por todas estas razones, y porque es una persona respetada y respetable, voto a Maxi Pullaro para que sea el próximo gobernador de nuestra provincia.
Juan Cruz Cándido es un dirigente de la Unión Cívica Radical (UCR), oriundo de Empalme Villa Constitución, que actualmente es Diputado Provincial y precandidato a Diputado Nacional.