Productores rosarinos afirman que dichos residuos sirven para mejorar la tierra, como bioenergía y alimento animal.
Productores rosarinos de cerveza artesanal presentaron un proyecto al Concejo Municipal de Rosario para que uno de los residuos que genera la elaboración de esa bebida, llamado “bagazo”, se utilice como fertilizante para la tierra, la producción de bioenergía y alimento para animales.
El bagazo es un subproducto que surge de la fabricación de cerveza artesanal, puntualmente, del proceso de prensado y filtración del mosto obtenido tras la sacarificación del grano de cereal (cebada, básicamente).
En el caso de Rosario “la veintena de fábricas locales producen alrededor de 120 toneladas mensuales” de ese material reutilizable, indicó a Télam el presidente de la Cámara Rosarina de Artesanos Cerveceros, Guillermo Martínez.
“El bagazo es el residuo de la cocción del cereal remojado, sin utilidad alguna para nosotros, pero que tiene múltiples usos”, destacó.
Dijo que una ordenanza Municipal contempla al bagazo como “un desecho”, y obliga a las fábricas locales de cerveza a entregarlo a un servicio diferencial de residuos.
“Por esa razón es que impulsamos un cambio en la normativa y que este residuo pase a denominarse subproducto. Si entregamos el bagazo a una empresa, lo junta con cualquier otro residuo y termina en un relleno sanitario”, detalló Martínez.
Y agregó: “La idea es que el municipio asegure un control, de dónde se hace el retiro del bagazo, hasta dónde llega y para qué se utiliza”.
Tras apuntar que “estamos desperdiciando un producto que se puede utilizar como fertilizante de tierras, para producir bioenergía y alimento para animales”, Martínez remarcó que “el tema radica en la logística y retiro para su utilización”.
Actualmente, y por su cuenta, cada cervecero artesanal local resuelve qué hace con el bagazo. Algunos lo entregan a caballerizas, y otros a criaderos de cerdos y gallinas.
La reutilización del bagazo, llevó a la Cámara de Cerveceros artesanales de Rosario, a trabajar en forma conjunta con el anterior gobierno provincial para destinar ese residuo a la generación de biogás para energía eléctrica.
“El proyecto no prosperó porque el bagazo se recolectaba en Rosario, y la planta de biogás iba a estar en el norte provincial, por lo que la logística de su traslado complicó todo”, explicó Martínez.
Actualmente, la biotecnóloga e investigadora del Conicet, Telma Scarpeci, lleva adelante un proyecto con los cerveceros artesanales que consiste en la elaboración de fertilizantes orgánicos para los huerteros del cinturón verde de Rosario.
“El proceso de degradación del bagazo es lento, debido a que lo hacen microorganismos, hongos y bacterias. Es una etapa que lleva su tiempo”, explicó la científica a Télam, que agregó estar “en la mitad del proyecto”.
Por último comentó que su equipo de investigación, realiza ahora un proceso de bioaumentación, “es decir, aumentando la cantidad de microorganismos para acortar los tiempos y obtener un fertilizante para las plantas”.