Profesionales de la salud recomiendan estar alertas y consultar con un médico. Las principales manifestaciones que pueden aparecer por respirar humo incluyen tos, ardor en los ojos, goteo nasal, irritación paranasal, ataques de asma, dolor de cabeza, dificultad para respirar o aceleración de los latidos cardíacos.
Nuestra región vive momentos críticos a nivel ambiental a causa de los incendios en la zona de islas y la contaminación del aire. El fuego sigue arrasando miles de hectáreas en el humedal y las nubes de humo se encuentran sobre varias localidades de las provincias de Santa Fe y Buenos Aires.
Desde hace varios días se ve y se siente ese humo en el aire, que puede causar complicaciones en la salud de las personas con enfermedades respiratorias, embarazadas, inmunodeprimidos, fumadores, niños y adultos mayores.
El humo es el resultado de la combustión incompleta de un material y es una mezcla de gases, vapores y pequeñas partículas líquidas (gotas) y sólidas (carbón u hollín) en suspensión. Dentro del humo se forman muchas sustancias capaces de generar daño agudo (corto plazo) o crónico (largo plazo) sobre la salud humana.
Estos gases tóxicos pueden ser irritantes y asfixiantes, siendo los más importantes el monóxido de carbono, cianuro, amoniaco, benceno, formaldehído, óxidos nitroso y nítrico. El hollín y las partículas líquidas ayudan a la propagación de los tóxicos en el organismo.
La principal forma de entrada de las sustancias tóxicas es la vía respiratoria y así se incorporan al torrente sanguíneo a través de los pulmones. Las partículas de mayor tamaño suspendidas en la atmósfera pueden quedar atrapadas en el material mucoso del aparato respiratorio, o bien inducir el reflejo de tos y eliminarse con cierta facilidad
En cambio, las partículas pequeñas pueden llegar más profundo en el aparato respiratorio y producir alteraciones mayores e incluso inducir procesos asmáticos o agravar los preexistentes.
Si bien la población en general puede sufrir consecuencias, como ya señalamos, los más afectados serán adultos mayores, niños, personas con enfermedades respiratorias previas (asma, enfisema, EPOC, etc.), fumadores, inmunodeprimidos, embarazadas y enfermos cardíacos.
Las principales manifestaciones que pueden aparecer por respirar humo incluyen tos, ardor en los ojos, goteo nasal, irritación paranasal, ataques de asma, dolor de cabeza, dificultad para respirar o aceleración de los latidos cardíacos.
Algunas personas corren mayores riesgos
Es importante prestar atención y consultar al médico si:
- es una persona que padece una enfermedad cardíaca o pulmonar, como insuficiencia cardíaca, angina de pecho, enfermedad cardíaca isquémica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfisema o asma.
- es un adulto mayor, que es más propenso a padecer enfermedades cardíacas o pulmonares que las personas más jóvenes.
- niños, niñas y adolescentes, debido a que sus sistemas respiratorios todavía están en desarrollo, respiran más aire (y contaminación aérea) por kilo de peso corporal que los adultos, son más propensos a tener actividades al aire libre, y a padecer asma.
- tiene diabetes, ya que es más propenso a padecer enfermedad cardiovascular subyacente.
- está embarazada, debido a que pueden existir potenciales efectos sobre la salud tanto para usted como para el feto en crecimiento.
Población pediátrica
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) advirtió sobre los riesgos de la exposición al humo de los incendios forestales, situación que afecta particularmente a los niños pequeños.
“La vulnerabilidad de los más pequeños se debe a que tienen un organismo inmaduro, con condiciones anatómicas diferentes y que se encuentra en crecimiento y desarrollo. Consumen más cantidad de aire por kilo de peso y por día, respiran en forma más acelerada y su demanda de oxígeno es mayor y sus pulmones no se encuentran totalmente desarrollados; esto los coloca en una situación de mayor riesgo al respirar aire contaminado”, indicaron desde el Comité de Salud Infantil y Ambiente de la SAP.
Cómo protegerse del humo
Respirar el humo puede tener efectos inmediatos en la salud, entre ellos: tos, dificultad para respirar, irritación en los ojos y garganta, rinorrea, bronco obstrucción, dolor de pecho, cefalea, crisis de asma, cansancio y decaimiento.
Las recomendaciones a seguir cuando haya cortinas de humos densas, son las siguientes:
- Limitar al máximo posible la exposición al humo.
- Prestar atención a los informes locales en los medios de comunicación sobre dónde se encuentra más afectada la visibilidad que permita suponer donde se encuentran las cortinas de humo (para evitar circular por la zona).
- Intentar quedarse adentro de las viviendas y mantener el aire interior tan limpio como sea posible.
- Mantener las puertas y las ventanas cerradas,
- No aumentar la contaminación del aire de adentro.
- Si las concentraciones de humo son altas, no encienda nada que queme como, por ejemplo, velas.
- Evitar usar aspiradoras porque esto mueve las partículas que ya hay en su casa.
- No fumar.
- Si tiene asma u otra enfermedad pulmonar o cardiovascular, seguir el plan para manejar sus problemas respiratorios, según le haya indicado el médico.
- Llamar al médico si sus síntomas se agravan.
- Evitar las actividades recreativas al aire libre.