La aceleración de precios de diciembre no tuvo freno en enero. Carnes, frutas, verduras, yerba y lácteos son los productos de la canasta básica que registraron mayores incrementos en los comercios de la ciudad.
Cada día que pasa se deteriora el poder adquisitivo de asalariados, jubilados y pensionados. Poco a poco se incrementa la desproporción entre el precio de alimentos imprescindibles para cubrir necesidades físicas básicas y el salario de la inmensa mayoría de trabajadores activos y pasivos para adquirir y abastecerse.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), con la aceleración de diciembre la canasta básica alimentaria aumentó 45,5% en todo el 2020. Por citar sólo algunos de sus componentes, se incrementó un 58% el precio de las verduras, un 56,9% el de la carne y un 64,4% el de las frutas.
Aunque el INDEC todavía no arrojó cifras oficiales para enero, el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) estima que la Canasta Básica Alimentaria, que mide el costo de vida para no ser indigente, totalizó $ 9.601,29 para un adulto y $ 29.668 para una familia tipo de cuatro integrantes. Esto representa un aumento del 6,56% respecto al mes pasado y de 39% con respecto a diciembre 2019.
Esta tendencia se verifica claramente en Villa Constitución, donde los productos básicos suben semana tras semana y una de las mayores preocupaciones de las familias es la manera en que esos aumentos golpean el bolsillo.
Cada vez es más difícil para los consumidores satisfacer sus necesidades elementales. Carnes, frutas, verduras, yerba y lácteos son los productos de la canasta básica que registraron mayores incrementos en los comercios de la ciudad.
Frutas y verduras
En el Top 10 de las mayores variaciones del último mes en el mercado local, se observan aumentos del 75% en el limón, 50% en la banana y 45% en la naranja. Como contrapartida, algunas verduras disminuyeron su valor entre diciembre y enero, como el morrón y el zapallo (40% menos) o el choclo (20% menos).
Los comerciantes locales que fueron consultados por este medio atribuyen la aceleración en los precios a un acomodamiento por la devaluación durante la pandemia, la suba de los commodities (prioridad a la exportación) y el aumento de los combustibles. Aunque no lo reconozcan y apunten a “la cadena de distribución” como factor determinante, también es cierto que se observan mayores precios en nuestra ciudad por la búsqueda de recomposición de la ganancia en cuanto la economía empezó a mostrar señales favorables, sin la suficiente regulación del gobierno.
De carne (no) somos
La carne es otro producto de la canasta básica que sigue registrando incrementos sostenidos. Desde el 25 de enero rige un acuerdo de precios por cortes de carne que alcanzan valores hasta 30% por debajo de los comercializados en diciembre. Desde el gobierno aseguran que habrá 10 cortes a precios “accesibles”, pero a ningún comercio de Villa Constitución llegó la “promo”.
Es inútil que busquemos en la ciudad los valores de esta canasta de referencia anunciada por el gobierno nacional: costilla a $ 399, vacío a $ 499 y matambre a $ 549. ¡Nada más alejado de la realidad!
Cabe recordar que hace rato viene disminuyendo el consumo interno de carne vacuna. Actualmente se encuentra entre los 50 y 51 kg por habitante por año, lo que muestra una tendencia decreciente desde 2016, que estaba en casi 57.
El precio de los combustibles
Pese a los esfuerzos retóricos de quienes afirman lo contrario, un factor que incide directamente en los precios de los alimentos es el costo del gasoil. En el primer día del mes de febrero, los combustibles sufrieron un nuevo incremento. Se trata del tercero en 2021, lo que produjo un ajuste promedio de las naftas de entre 8 y 10% dependiendo de la compañía.
Este aumento se suma a los ya realizados desde el descongelamiento de agosto de 2020, acumulando desde aquel momento un 37% de alza, superando los acuerdos salariales de los trabajadores y trabajadoras, y la inflación de todo el año pasado.
El aumento de los combustibles es un indicador de la inflación y del golpe al bolsillo que sufrirán las familias, ya que repercute en la cadena de precios del resto de los productos, principalmente los de la canasta básica de alimentos.
La inflación repercute en todos, pero pesa más en las familias con menos ingresos. Sin freno, el costo de vida seguirá subiendo.