La jornada no solo constituyó un paso más en el proceso judicial, sino también un acto profundamente simbólico para la comunidad villense, que sigue construyendo memoria en el presente para que haya justicia por la represión desatada en 1975.
El miércoles por la mañana, Villa Constitución vivió una jornada histórica con la realización del reconocimiento judicial en el predio de la planta de Acindar, en el marco del juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ciudad durante la represión desatada desde el 20 de marzo de 1975, previa al golpe de Estado de 1976.
Frente al portón de ingreso a la zona donde estaba el Albergue de Solteros, que en aquella época funcionaba como un centro clandestino de detención, se hizo un acto con micrófono abierto en el que participaron sobrevivientes, querellantes, abogados, representantes de organismos de derechos humanos, representantes de organizaciones sindicales, sociales y juveniles, junto a vecinos comprometidos con la memoria colectiva.
En ese contexto, el abogado querellante y miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de Rosario, Federico Pagliero, remarcó: “En nuestra localidad, Acindar fue un pilar en este esquema, donde venimos sosteniendo que se montó un centro clandestino de detención donde las fuerzas del gobierno nacional junto a parapoliciales se organizaban, tenían un centro operativo, salían a secuestrar a personas, así que bueno, muy importante el acompañamiento y que nos da mucha fuerza para el final de este juicio”.
Jorge Martín, víctima de la represión y actual integrante de la Mesa Memoria, Verdad y Justicia por el Villazo, expresó: “Es una jornada histórica. Aquellos que estuvimos detenidos en este centro clandestino de detención hoy vamos a hacer el reconocimiento, más allá de que no esté la infraestructura física. Nosotros podemos detectar y explicar perfectamente al tribunal cómo nos trataron: con torturas, simulacros de fusilamiento… Esa noche estábamos con mi hermana, con tres compañeros que venían de la facultad, y después me fueron a buscar a mi casa. Todas las detenciones desde el 20 de marzo en adelante fueron clandestinas, sin órdenes judiciales, con privaciones ilegítimas de la libertad y torturas. En mi caso, fueron casi cuatro años de encarcelamiento; en el de mi hermana Analía, tres años y medio”.
Julia Giordano, también abogada de APDH, expresó su emoción y compromiso: “Con mucha expectativa, por supuesto, siempre tratando de llevar con seriedad una causa tan grande que viene desde antes que nosotros, que iniciaron los mismos sobrevivientes, los familiares, las hijas, los hijos, las hermanas y nosotros desde APDH, pero sobre todo con un gran acompañamiento que sentimos por las características de esta causa, que se gestó contra los obreros, contra la clase trabajadora de Villa Constitución y toda su solidaridad organizada. Por eso tenemos muchas expectativas para el veredicto que se conocerá en agosto”.
Giordano destacó además que se sienten confiados con el trabajo realizado durante el juicio: “Entendemos que hemos probado todo lo que llevamos a juicio. No solo con pruebas documentales, sino sobre todo con la voz de los testigos, que se hicieron carne en esos tribunales y sostuvieron con sus cuerpos los testimonios del horror vivido. Por eso también creemos que hay elementos para condenar por más casos y abrir una nueva elevación de la causa Villazo”.
Por su parte, Norma Ríos, secretaria de Delitos de Lesa Humanidad de la APDH a nivel nacional, destacó el valor simbólico y político de este proceso: “Hoy estar acá, en las últimas instancias de este juicio que empezaron los compañeros hace muchos años, es muy emocionante. Pero lo más importante es ver que ese pueblo de Villa Constitución, que en aquel momento parecía que no estaba enterado de nada, hoy está acá diciendo efectivamente que por fin puede haber justicia”.
Ríos también subrayó que “el juicio es histórico desde todo punto de vista. Primero, porque le bajó el piso a las causas de lesa humanidad: es de marzo del ’75. Así como subimos ese techo con la causa Vigil en Rosario, hasta el ’84 y más, este juicio marca que la represión comenzó antes del golpe. Y además, porque demuestra que hubo un pueblo entero que luchó solidariamente y defendió a sus compañeros con un costo terrible”.