Una vez más, la realidad supera a la ficción. Cuando el colombiano Gabriel García Márquez escribió su cuento “Algo muy grave va a suceder en este pueblo” seguramente imaginó situaciones similares a las que se vivieron recientemente en México, India y Uruguay, donde los comentarios o rumores multiplicados en redes sociales y aplicaciones de mensajería derivaron en pánico, linchamientos y miedo, mucho miedo.
El episodio más reciente se registró este verano en los festejos de carnaval de una pequeña localidad uruguaya, Joaquín Suárez, que está ubicada en Canelones. Afortunadamente no hubo muertos, pero muchos entendieron que esa fue la primera señal de algo preocupante.
El pasado 2 de marzo, el grupo de Facebook “Suárez en alerta” publicó la captura de un mensaje que ya venía circulando por WhatsApp para advertir sobre una persona que iba a matar “a todo el mundo” en el Carnaval.
Poco después, alguien publicó en ese mismo grupo una captura del Instagram del supuesto amenazador, donde afirmaba que su decisión había sido tomada como consecuencia de haber perdido a sus hermanos, uno de ellos en un asalto ocurrido en la localidad de Suárez.
Esos mensajes fueron compartidos tantas veces en las redes sociales y por WhatsApp que, en poco tiempo, ya había decenas de comentarios que aseguraban que había tiros en el desfile de Carnaval, simplemente porque “alguien” lo había dicho.
Con varias denuncias sobre disparos y gente armada que circulaba por la zona de los festejos, la Policía hizo un operativo que concluyó que nada de eso pasaba. Tampoco encontró a nadie herido en el hospital.
Pese a ello, la alcaldesa de Suárez suspendió el desfile. El pánico entre el público se había generalizado.
El espíritu premonitorio del cuento “Algo muy grave va a suceder en este pueblo”, sobrevoló esta pequeña localidad uruguaya durante algunas horas. El tiempo suficiente para provocar un verdadero caos y encender una luz de alarma sobre un fenómeno que ya se cobró decenas de muertes en la India, México y Ecuador, por procesos similares de fake news, rumores, mensajes falsos y mucha, mucha desinformación.
Actualmente es muy fácil instalar un rumor e igual de sencillo debería ser desmentirlo. Pero las alertas resuenan en la población mucho más que una simple desmentida.