El relevamiento realizado por una ONG forma parte de un estudio que se propone cuestionar el mandato de la “maternidad rosa” y la presión social para que ellas se embaracen antes de los 35.
El relevamiento, que fue realizado por la organización «Mujeres que no fueron tapa», en el marco de la campaña “Hermana soltá el reloj”, arrojó que las mujeres que decidieron ser madres se arrepienten con más frecuencia de su decisión que las que eligieron no serlo.
Lala Pasquinelli, artivista y fundadora de MQNFT, indicó que según el estudio “sólo un 51% dijo que había sido madre por su propio deseo”.
La también autora del libro “Nos tenemos” afirmó que “siempre aparece el arrepentimiento como una amenaza para quienes deciden no ser madres”, y añadió: “Todas estas mujeres aman a sus hijos, pero no sabían que iban a maternar solas y que lo padecen. Porque los padres se arrepienten en acto”.
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La encuesta
La encuesta online fue respondida por 10 mil mujeres de entre 18 y 65 años distribuidas casi en partes iguales entre madres y no madres, entre las que se buscó comprobar qué tanto se cumple en la realidad la advertencia cultural: “Si no tenés hijos, te vas a arrepentir”.
El relevamiento mostró que el 74.4% de las que fueron madres “se arrepienten en algún grado o medida de serlo” -aunque todas aseguran amar a sus hijos-, mientras que sólo el 4.2% de las que tomaron la decisión de no tener hijos “se arrepienten de no tenerlos”.
Además, sólo cinco de cada 10 madres considera que dieron a luz “por deseo o decisión propia”, mientras el resto lo hizo “porque quedó embarazada”, porque “consideraron que tener hijos era el siguiente paso en sus vidas” o porque “creyeron que un hijo iba a complementar la pareja”.
Respecto a la presión sobre las que ya tuvieron hijos para que vuelvan a gestar -y que se corporiza en reclamos como “¿para cuándo el hermanito?”-, sólo el 9.8% de las mujeres que ya son madres volverían a maternar.
En cuanto a saber el por qué se arrepienten las que se arrepienten de haber tenido hijos, las razones son fundamentalmente cinco: porque les resulta agotador física y mentalmente, porque sienten que perdieron libertad, porque no creyeron que iba a ser tan difícil, porque creyeron que la crianza iba a ser compartida, y porque les cambió el cuerpo.
La campaña
“La encuesta se inserta en la campaña ‘Hermana soltá el reloj’, que tiene por objetivo poner en cuestión el modelo de feminidad que dice que antes de los 35 tenés que encajar en el ideal de belleza, conseguir una pareja, recibirte en la universidad, casarte, tener hijos y finalmente ser buena madre con todas las implicancias que tiene esa potencialidad; todo lo cual no parece algo a la altura de la dimensión humana”, dijo Pasquinelli.
La activista explicó que otra finalidad de este proyecto es “traer a la luz las consecuencias de recibir toda esa presión”, como pueden ser las de sostener “relaciones de pareja violentas o que no eran para nosotras”, o tener hijos sin que exista un genuino deseo.
En el caso de los hijos, esa presión está ligada al mito de la “maternidad rosa” que es aquel “modelo según el cual todo el proceso es feliz y no hay puerperio ni depresión posparto, ni sensación de explotación, ni carga mental”.
Pasquineli aseguró que “el ideal materno como medio de realización y de felicidad de las mujeres no ha perdido peso como discurso” en la sociedad.
“Se sigue diciendo que uno no conoce el verdadero amor hasta que no sos madre, o que los chicos vienen con un pan bajo el brazo, que hay que tener dos para que el primero no esté solito, que quién va a cuidar cuando seas vieje, que no hay nada más importante que un hije y que el vínculo por parte de la madre es de incondicionalidad total”, añadió.
Sin embargo, estos postulados suelen esconder condiciones muy desventajosas para las madres en la medida en que suponen cargar con gran parte de las tareas de cuidado de los niños sumadas a las propias de la subsistencia, resignar desarrollo personal o ingresos, “ya no poder mirarte a vos misma, priorizarte, reconocerte como una persona con necesidades”.
“Quedar embarazada aparece como algo del orden de lo natural, algo que tenés que hacer, pero después las condiciones en las que esa maternidad debe ser ejercida, para muchas, son de enorme explotación”, aseveró.