Escribe: Dra. Karina Patané, cirujana torácica y coordinadora de la sección Oncología de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
El cáncer de pulmón es la primera causa de muerte de causa oncológica en al menos 5 países de América Latina, ocupando nuestro país el tercer puesto, luego de Cuba y Uruguay. Representa una epidemia mundial y es la primera causa de muerte oncológica en nuestro país.
Estos datos tan desalentadores han perdido impacto epidemiológico frente a la pandemia, postergando la visita al médico, ya sea para estudios de control o por la presencia de síntomas, hallándonos en la actualidad con un escenario más sombrío, donde la mayoría de los pacientes que llegan a la consulta lo hacen en estadios avanzados de la enfermedad, debido al aislamiento y al temor de acudir a los centros de salud.
El tabaquismo es el agente causal principal de su desarrollo. En comparación con los no fumadores, los tabaquistas tienen un riesgo 20 veces mayor de padecer cáncer de pulmón, aunque en algunos casos este antecedente puede no estar presente. Por otro lado, es posible que muchos de los pacientes afectados hayan convivido con fumadores durante muchos años de su vida, presentando una exposición al tabaco similar a la de los fumadores activos. Es decir, el fumador pasivo (aquel que comparte un ambiente con fumadores activos), presenta un riesgo mayor de desarrollar cáncer de pulmón, que alguien que nunca fumó.
Entre fumadores el riesgo de enfermedad se incrementa en forma directamente proporcional con el número de cigarrillos/día y con el tiempo de fumador activo. Por lo tanto, aquellos que se inician más tempranamente en este hábito tienen más posibilidades de desarrollar cáncer de pulmón y a edades más tempranas.
Así como la mamografía es un método probado para la detección temprana del cáncer de mama, en la actualidad es sumamente útil concientizar a la población acerca de la importancia de consultar a su neumonólogo frente al antecedente de tabaquismo, debido a que existen métodos de detección temprana del cáncer de pulmón, que reducen la mortalidad a causa del mismo en un 20%. Del mismo modo, iniciar un programa de cesación tabáquica es fundamental como método de prevención secundaria.
La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria recomienda:
1- Dejar de fumar: el tabaquismo es el factor de riesgo más importante para el desarrollo de cáncer de pulmón. Existen diversos tratamientos de cesación tabáquica con resultados comprobados ¡Dejar de fumar es posible!
2- No fumar en compañía de no fumadores: el tabaquismo de segunda mano, es decir el humo que inhala el no tabaquista pero que comparte un espacio con el fumador, ha sido también asociado al desarrollo del cáncer de pulmón.
3- Consultar a un neumonólogo: se recomienda a los tabaquistas activos o recientes que tengan entre 55 y 74 años, que consulten con su neumonólogo para ver si cumplen con los criterios para realizar un screening (rastreo tomográfico). La detección temprana mejora sustancialmente la sobrevida.
4- Que el miedo no gane: Existen múltiples tratamientos para los distintos estadios de la enfermedad, con lo cual el diagnóstico de esta patología no debe ser visto como el final de la vida, sino como una enfermedad grave para la que existen múltiples opciones de tratamiento. El enfoque multidisciplinario del grupo de salud tratante (neumonólogo, oncólogo, cirujano, médicos paliativistas y otros) mejora las perspectivas de tratamiento y calidad de vida y pueden convertir al cáncer de pulmón, en casos seleccionados, en una enfermedad crónica en lugar de una enfermedad mortal.
Las mejores chances de sobrevida se dan cuando el diagnóstico es en estadios tempranos y es pasible de un tratamiento quirúrgico, pero la mejor manera de evitar la enfermedad es no fumar.