Invitados por la familia de Joaquín Pérez al pedido de Justicia, el gobernador de Santa Fe y el intendente de la ciudad fueron corridos por la multitud. Ambos mandatarios fueron duramente cuestionados por la falta de políticas contra la inseguridad. “La violencia fue lo que mató a mi hermano”, recordó Leandro, hermano de la víctima.
La cita era a las 20 en el Monumento a la Bandera de Rosario. Familiares y amigos de Joaquín Pérez, el arquitecto asesinado en un robo, marchaban nuevamente para pedir mayor Seguridad y Justicia. A los cinco minutos del horario pautado, el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, y el intendente Pablo Javkin llegaron al lugar. No pasó mucho tiempo para que comenzaran a increparlos e insultarlos. Tuvieron que irse.
“Que se vaya, que se vaya, que se vaya”, le decían al Gobernador. Ante la consulta de los medios de cómo iba a hacer para irse del lugar, Perotti dijo: “Como vine”. No fue tan sencillo. Quedó cara a cara con la gente, que estaba enojada. También el intendente Javkin pasó momentos incómodos.
Cuando el Gobernador y el Intendente comenzaron a caminar para dejar la movilización, la gente los siguió. Fueron largas las cuadras hasta que, pasadas las 20.15, se subieron a un coche y se fueron. De fondo, volaban botellas de agua, papeles e insultos.
La marcha, multitudinaria, continuó. Habían sido los amigos y familiares de Joaquín los que la convocaron apenas una semana después del brutal homicidio del arquitecto 34 años. La víctima ingresaba su auto a una cochera en el barrio de Arroyito. En ese momento, los delincuentes lo atacaron a tiros para robarle el vehículo y luego se dieron a la fuga.
La víctima, que recibió tres disparos, dos en el tórax y uno en la ingle, intentó llegar a su casa para pedir auxilio, según muestran las imágenes de las cámaras de seguridad. Pérez fue trasladado de urgencia en una ambulancia. El hombre, casado y padre de una niña de 2 años, falleció horas más tarde en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA).
Poco después del ataque, la policía encontró el Renault Clio abandonado en la intersección de las calles Fynn y Olive, a unas siete cuadras del lugar del crimen. El auto presentaba los vidrios del lado del conductor estallados, las llaves del dueño en el piso y en su interior fue hallada una pistola calibre 40.
Posteriormente, la fiscalía recibió llamados de dos mujeres, que señalaron a dos hombres como los autores del homicidio. En consecuencia, ambos fueron demorados. Pero poco después se supo que, en realidad, era toda una falacia que detrás escondía conflictos personales entre los involucrados. Así, las mujeres pasaron de denunciantes a acusadas. Una ya fue detenida y la otra está prófuga.
Por eso, el fiscal del caso, Adrián Spelta, solicitó que las mujeres se presentasen en Fiscalía para tomarles una declaración ampliatoria. Ninguna lo hizo. Se determinó que las mujeres son ex parejas de los hombres y que los acusaron por cuestiones personales. En este contexto, la Fiscalía dictó la detención de ambas mujeres por falsa denuncia.
Finalmente, efectivos de la Agencia de Investigación Criminal arrestaron a D. L., de 30 años, en su casa de la calle Blomberg al 3800. En simultáneo fueron a buscar a C.M., de 24 años, quien permanecía prófuga. Por su parte, los hombres fueron liberados.