{ Especiales: Ni Una Menos } … Hace seis años, una manifestación de 1 millón de personas convocadas al grito de ¡Ni una menos!, conmovía a la Argentina. Hoy, esa lucha nos sigue conmoviendo y convocando. Porque no queremos más femicidios, ni una mujer más hundida en la precarización, la pobreza, sin vivienda y expuesta a las peores consecuencias de la pandemia.
Agrupación Pan y Rosas
Hoy, la violencia machista se sigue cobrando la vida de una mujer cada 23 horas. Y, además, las mujeres fueron las primeras en ser expulsadas de sus trabajos durante la pandemia; las más precarizadas; las que salen a ocupar terrenos para no terminar en la calle con sus hijas e hijos.
Pero también son las que están en primer línea de la lucha contra el covid, y por aumentar los magros salarios que están muy atrás de la canasta alimentaria. Las que, a pesar de todo, siguen en las calles reclamando por trabajo, derecho a la vivienda y presupuesto para combatir la violencia de género en serio.
Estamos hartas de símbolos, gestos y fotos de campaña, mientras los cadáveres son de nuestras hijas, amigas, vecinas y compañeras. El gobierno de Alberto Fernández no dispuso de una asignación presupuestaria para la Ley sobre Violencia de Género que permitiera concretar algunas mínimas medidas para prevenir los femicidios. El presupuesto nacional privilegió los pagos al FMI que hoy se debate si hay que postergarlos o no, pero nadie cuestiona la deuda ilegítima y fraudulenta que la pagamos con el ajuste que cae sobre nuestras espaldas.
Mientras tanto, los ministerios y secretarías de género se mostraron impotentes para evitar el asesinato de una mujer cada 30 horas en Argentina, de las cuales 1 de cada 5, fue asesinada por un policía, un gendarme o algún otro agente de las fuerzas represivas del Estado. Lo que no impide al ministro Berni vanagloriarse de su Policía Bonaerense, con la que hoy reprime una toma de terrenos, mañana un corte de calle y pasado la movilización de vecinos indignados que protestan frente la comisaría que ampara femicidas.
Y la Justicia que hace oídos sordos a las denuncias de las mujeres, luego reproducen los prejuicios machistas culpando a la víctima y amparando a los culpables en la impunidad. No hay “reforma judicial feminista” que valga ante estos tribunales contra las mujeres y el pueblo trabajador. Por eso reclamamos que jueces y fiscales se elijan por voto popular, que se terminen los privilegios de esta casta que vive de una manera tan alejada de la existencia cotidiana de millones. Que se implementen los juicios por jurados en todo tipo de causas.
¿Quedate en casa? ¿En qué casa?
La pandemia se cobró infinitas víctimas, mientras el gobierno nacional y los gobiernos provinciales solo atinaron a cuidar la salud de los negocios capitalistas. Mientras tanto, la clase trabajadora pone el cuerpo, especialmente las mujeres de las primeras líneas en Salud, Educación, pero también atendiendo el suministro de alimentos, garantizando el trabajo doméstico y los cuidados que se duplicaron en los períodos de confinamiento y cuarentenas. Y con una lenta y tardía vacunación, mientras los laboratorios embolsan ganancias multimillonarias.
Pero el gobierno, encaró este segundo año de pandemia, recortando el ya insuficiente gasto social del año pasado y eliminó el IFE que permitió sobrevivir, a duras penas, a muchas familias con jefa de hogar sola, con niñas y niños a cargo y que fueron despedidas de un día para el siguiente. Por eso, no es casualidad que en la toma de tierras de Guernica y en otras que hay en otros puntos del país, se encuentren muchas mujeres que denuncian a viva voz que están allí porque necesitaron huir de la casa que compartían con quien las violentaba.
Nos cuidamos luchando
Este 3 de junio, el feminismo que se incorporó a las instituciones del Estado hará discursos y conmemoraciones. Pero las vidas de Úrsula, de Guadalupe y de todas las mujeres que fueron asesinadas en lo que va del año, ya fueron segadas por la violencia que denunciaron y que el Estado no quiso escuchar.
Nosotras, que consideramos que cuando tocan a una nos tocan a todas, sabemos que la única defensa que tenemos es, ante cada femicidio, organizarnos por miles. Porque el Estado es responsable, porque no queremos más femicidios ni violencia machista. Porque exigimos que no haya ni una menos sin vivienda, sin trabajo y con salarios de hambre. Porque seguimos reclamando la aparición con vida de Tehuel.