General Motors (GM) concluyó un nuevo proceso de ajuste de personal en su planta de Alvear, donde se fabrica el modelo Chevrolet Tracker. En esta ocasión, la automotriz desvinculó a 309 empleados, de los cuales 260 aceptaron retiros voluntarios y 49 recibieron despidos directos. Esta medida se suma a la reducción de 200 puestos realizada en abril de 2024, lo que totaliza cerca de 500 empleados menos en el último año.
El Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), que representa a los trabajadores del sector, ya había anticipado este recorte, señalando que la empresa planeaba eliminar hasta 300 puestos. La planta, que en su momento llegó a contar con más de mil empleados, ahora opera con aproximadamente 600 trabajadores, lo que refleja un significativo repliegue en su capacidad productiva.
Contexto del ajuste
La decisión de GM se enmarca en un escenario complejo para la industria automotriz argentina, que enfrenta una caída en la actividad. Según datos de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), en 2024 se patentaron 413.717 unidades 0 km, un 7,8% menos que en 2023. Además, la producción anual de vehículos alcanzó las 521.300 unidades, un 18% inferior al año anterior.
En este contexto, GM tuvo que adaptar su estrategia. La planta de Alvear dejó de producir el modelo Cruze para concentrarse en la Tracker, un vehículo que también se fabrica en Brasil. Sin embargo, la demanda no acompañó las expectativas. A principios de 2024, la empresa suspendió la producción durante una semana debido a una caída del 30% en la actividad durante el primer trimestre del año. Como consecuencia, la proyección anual de unidades fabricadas se redujo de 430.000 a 330.000.
Incertidumbre laboral y perspectivas futuras
Hasta el momento, ni GM ni el gremio Smata emitieron declaraciones oficiales sobre los planes futuros para la planta de Alvear. Esta falta de información generó incertidumbre entre los trabajadores y las comunidades de la región, que dependen en gran medida de la actividad de la automotriz.
El sector automotriz argentino, que cuenta con 13 terminales en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, además de 442 autopartistas, enfrenta un panorama desafiante. Las perspectivas para 2025 no son alentadoras, ya que las empresas continúan ajustando sus números ante la volatilidad del mercado y los cambios en la demanda global.
Mientras tanto, GM sigue adelante con su estrategia de reestructuración, aunque las consecuencias sociales y económicas de estos ajustes siguen siendo una preocupación latente en la región. La pregunta que queda en el aire es si estas medidas serán suficientes para garantizar la sostenibilidad de la planta en un mercado cada vez más competitivo y menos predecible.