La carne artificial y su impacto: opinión del experto Juan José Grigera Naón

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Juan José Grigera Naón, reconocido experto en ganadería y carnes con una trayectoria destacada, compartió su visión sobre la carne artificial, un tema que genera debate en el ámbito productivo y alimentario. Exdocente y vicedecano de la Facultad de Agronomía de la UBA, miembro de la Sociedad Rural Argentina, expresidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) y del Foro Mercosur de la Carne, Grigera Naón actualmente lidera la Oficina Permanente Internacional de la Carne, con sede en París.

El especialista explicó que lo que popularmente se denomina carne artificial incluye productos de origen vegetal y otros desarrollados a partir de células madre. “Estamos en contra de que se los llame carne porque no son productos derivados de producciones animales tradicionales. Deben defenderse por sus propias características y no aprovecharse del prestigio de un producto como la carne”, sostuvo.

En relación con los productos a base de células madre, Grigera Naón describió un complejo proceso de cultivo en medios que incluyen suero bovino y hormonas de crecimiento, lo que genera preocupaciones sanitarias. “El crecimiento acelerado de las células podría dar lugar a deformaciones celulares. Aunque no causen enfermedades al consumidor, esto introduce condicionantes que no corresponden a un producto natural”, advirtió.

El impacto ambiental también es un punto crítico. Según Grigera Naón, la carne artificial demanda altos niveles de energía no renovable, a diferencia de la ganadería tradicional, que utiliza recursos sostenibles como el pasto. Además, alertó sobre el impacto social, al advertir que “una industria centralizada en laboratorios podría destruir formas de vida rurales y el arraigo en el interior del país”.

Aunque productos como la “carne texturizada” (de origen vegetal) han llegado al mercado, los desarrollos a base de células madre todavía enfrentan desafíos tecnológicos y no están disponibles para el consumidor. “No se producen cortes tradicionales, sino algo más parecido a carne picada con saborizantes artificiales”, señaló. Investigaciones en países como Israel y los Países Bajos avanzaron notablemente, pero están lejos de replicar la calidad de la carne argentina.