En toda economía se crean y se destruyen empresas. Lo importante es que en el neto haya más creación que destrucción. Pero en Santa Fe, desde hace varios años que lo último es cada vez mayor. Esto implica más informalidad y menos empleos asalariados privados en blanco.
En el año 2011 se termina la gran bonanza internacional que Santa Fe supo aprovechar más que la mayoría de las provincias por su base agroindustrial, de manufacturas de origen industrial y su infraestructura portuaria de excelencia. A partir del 2012, si bien los precios internacionales se mantenían altos, la Argentina entró al descalabro fiscal. Es el 1° año del “cepo” cambiario en el que todavía se está, sin visos de cuándo irá a terminar definitivamente.
En el 2011, la economía de Santa Fe era pujante creciendo al 6% anual. En ese año se crearon 5.000 nuevas empresas privadas dadoras de empleo asalariado formal y se destruyeron 4.000. En el neto quedaron 1.000 nuevas empresas empleadoras.
Pero a partir del 2012 la actividad económica empieza un “serrucho” de subidas y caídas, y la creación neta de nuevas empresas empleadoras desaparece. Todos los años se creaban 4.000 nuevas empresas empleadoras y morían otras 4.000. En el neto, el universo de empleadores quedaba igual.
Pero hubo diferencias según el sector económico. El sector industrial fue el más golpeado. A partir del 2015 se creaban 380 empresas industriales por año, pero desaparecían 400 empresas por año, por lo que en el neto había cada vez menos empresas industriales dadoras de empleo asalariado formal. Con la crisis cambiaria, a partir del 2018, la creación de nuevas empresas baja a 300 y la destrucción sube a 450 por año por lo que la caída se acentúa. Como se observa en el gráfico debajo, la destrucción neta de empresas que ocurre por año es cada vez mayor.En el 2019 la pérdida neta de empresas industriales fue de 150 empresas.
Todavía no hay datos del 2020 pero seguramente que la pandemia agravó esta dinámica a una creciente destrucción neta de empresas industriales.
Creación neta de empresas industriales y actividad industrial
Fuente: LPCONSULTING en base a Ministerio de Trabajo (nacional) e IPEC (Santa Fe)
Al sector comercio le fue diferente.Entre el 2011 y el 2017 se mantuvo creando nuevas empresas netas. En promedio, se crearon 1.600 comercios nuevos dadores de empleo y se destruyeron 1.400 por año, quedando un neto positivo de 200 comercios nuevos por año. Pero la crisis cambiaria revirtió esta supervivencia y el sector se convirtió en un destructor neto de empresas dadoras de empleo asalariado formal. En el 2019, la destrucción neta llega a 500 comercios formales cerrados.
Creación neta de comercios y actividad comercial
Fuente: LPCONSULTING en base a Ministerio de Trabajo (nacional) e IPEC (Santa Fe)
Por último, el sector servicios reaccionó rápidamente al fin de la bonanza en el 2011. A partir del 2012, pasó a ser un perdedor neto de empresas de manera creciente (ver gráfico abajo). Si bien hasta antes de la crisis cambiaria perdía a razón de 200 empresas netas por año, a partir del 2018 esa capacidad de destrucción se intensifica y termina el 2019 con una pérdida neta de 800 empresas.
Creación neta de empresas de servicios y actividad de servicios
Fuente: LPCONSULTING en base a Ministerio de Trabajo (nacional) e IPEC (Santa Fe)
Los tres gráficos muestran como la industria, el comercio y el sector servicios pierden cada vez más empresas en términos netos. Dicho de otra forma, en los tres sectores se crean una insuficiente cantidad de nuevas empresas para que, al menos, se compense las empresas que se destruyen. En el 2019, la industria perdió 150 empresas netas, el comercio 500 netas y los servicios 800 empresas netas.
Muchos de los emprendedores que cierran estas empresas pasan a la informalidad. La responsabilidad es de la crisis cambiaria pero también del Estado porque la irracionalidad de sus regulaciones comerciales, tributarias y laborales hacen que sea cada vez más difícil tener una empresa con los papeles al día.
Con este panorama, hay que olvidarse de pensar en crear empleos asalariados privados en blanco y apretar los dientes hasta que salgan los datos 2020 y ver cómo dejó la pandemia este muy deteriorado tejido productivo.
Leonardo H. Piazza es contador público. Fuente: LP CONSULTING